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lunes, 27 de mayo de 2013

Misterios de la Selva

La noche esta por llegar. La floresta se opaca por la mengua en los rayos de sol que débilmente se abren camino entre la frondosa vegetación. El silencio abrumador se impone en la inmensidad del casi tenebroso bosque.
En la copa de la ceiba una familia de monos aulladores espera el caer de la oscuridad para entonar su melancólica canción. Con firmeza tomé la escopeta siempre pensando en la pequeña Nisha, la niña que con su sonrisa alegraba mis días – ¡Hoy cenaremos temprano! – pensé.

Con escopeta en mano buscaba al mono más viejo, y cuando finalmente lo encontré una mano pequeña me cogió del brazo – ¡No los mates!, ¿que no ves que aun son muy jóvenes? – una voz aparentemente conocida exclamó. – ¡NISHA!, hija ¿qué haces aquí? – pregunté con asombro, sin embargo no halle respuesta alguna. – ¡Vamos!, conozco un lugar donde encontraras animales que sí puedes cazar – exclamo la pequeña mientras jalaba fuertemente de mi brazo izquierdo. Cuando entré en razón me encontraba corriendo tomado del brazo fuertemente. El silencio se desvaneció entre el algarabía de los monos que aullaban con tristeza – uno más que está ciego, uno más que no reconoce el calor de los suyos – parecían decir.  Recuerdos inundaron mis pensamientos, la enorme y misteriosa selva parecía ser un manto acogedor. – Nisha, ¿a dónde me llevas hija mía? –  le dije mientras corríamos. De pronto la suave y fuerte manita se lleno de escamas, las uñas fueron remplazadas por garras, y solo allí caí en cuenta que Nisha nunca habría podido llegar hasta donde me encontraba. Que forma tan tonta de ser engañado.
Ya habíamos corrido mucho, sin embargo por alguna extraña razón no sentía fatiga, mi cuerpo funcionaba en automático. Estábamos lejos de toda civilización cercana y aquella pequeña cosa parecía no tener intenciones de detenerse.
La noche finalmente llegó y en lo alto la luna llena nos brindaba su tenue resplandor. – ¡ya no pretendo seguir corriendo! – con mucha fuerza jale el brazo ocasionando que las afiladas uñas desgarraran mi piel. Intempestivamente nos detuvimos. El demonio que se disfrazó de Nisha lentamente dio la cara…  

[Continuará]

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