La noche esta por llegar. La
floresta se opaca por la mengua en los rayos de sol que débilmente se abren camino
entre la frondosa vegetación. El silencio abrumador se impone en la inmensidad
del casi tenebroso bosque.
En la copa de la ceiba una
familia de monos aulladores espera el caer de la oscuridad para entonar su melancólica
canción. Con firmeza tomé la escopeta siempre pensando en la pequeña Nisha, la niña
que con su sonrisa alegraba mis días – ¡Hoy cenaremos temprano! – pensé.
Con escopeta en mano buscaba al
mono más viejo, y cuando finalmente lo encontré una mano pequeña me cogió del
brazo – ¡No los mates!, ¿que no ves que aun son muy jóvenes? – una voz
aparentemente conocida exclamó. – ¡NISHA!, hija ¿qué haces aquí? – pregunté con
asombro, sin embargo no halle respuesta alguna. – ¡Vamos!, conozco un lugar
donde encontraras animales que sí puedes cazar – exclamo la pequeña mientras jalaba
fuertemente de mi brazo izquierdo. Cuando entré en razón me encontraba
corriendo tomado del brazo fuertemente. El silencio se desvaneció entre el algarabía
de los monos que aullaban con tristeza – uno
más que está ciego, uno más que no reconoce el calor de los suyos – parecían
decir. Recuerdos inundaron mis
pensamientos, la enorme y misteriosa selva parecía ser un manto acogedor. – Nisha,
¿a dónde me llevas hija mía? – le dije
mientras corríamos. De pronto la suave y fuerte manita se lleno de escamas, las
uñas fueron remplazadas por garras, y solo allí caí en cuenta que Nisha nunca habría
podido llegar hasta donde me encontraba. Que forma tan tonta de ser engañado.
Ya habíamos corrido mucho, sin
embargo por alguna extraña razón no sentía fatiga, mi cuerpo funcionaba en automático.
Estábamos lejos de toda civilización cercana y aquella pequeña cosa parecía no tener
intenciones de detenerse.
La noche finalmente llegó y en lo
alto la luna llena nos brindaba su tenue resplandor. – ¡ya no pretendo seguir corriendo!
– con mucha fuerza jale el brazo ocasionando que las afiladas uñas desgarraran
mi piel. Intempestivamente nos detuvimos. El demonio que se disfrazó de Nisha
lentamente dio la cara…
[Continuará]
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