14:20
De repente todo se volvió gris. Mis palabras perdieron
sentido, forma y hasta orden lógico. Aquí dentro puedo escuchar el golpear de
la lluvia en el techo de casa, y eso ocasiona que los pensamientos me jueguen
malas pasadas.
Siempre he adorado las lluvias y las he encontrado
relajante, sin embargo hoy solo causan melancolía y nostalgia.
Afuera escucho voces de niños chapoteando alegremente entre los charcos
en medio de la lluvia. –¡Hay de la paliza que me dio la abuela aquel día!–
regresé mojado y cubierto de barro de la cabeza a los pies.
Aquel día llore mucho, pero su ausencia
hace que sea un bonito recuerdo.
–Es hora de irnos– dijo mi buen
amigo Jonathan aquella tarde de lluvia. Estábamos a kilómetros de casa, y al
parecer la lluvia no terminaría. Nos embarcamos en su motocicleta blaqui-azul
para empezar el viaje de retorno a casa. En el camino de regreso, él dijo: “recuerda
que la amistad romper fronteras, tiempo y espacio.”
De aquel suceso ya han pasado 3 años, ¿Quien diría que
meses después me dejaría? Su muerte marco mi vida para siempre.
Eventos y recuerdos, gente que quise, gente que amé. Hoy están
aquí y mañana ya no.
Desearía seguir escribiendo… pero por hoy será imposible,
quizá hasta que termine la lluvia en mi mente.
17:00
Aunque ensimismado en mis pensamientos, las palabras de alguien con experiencia se
cuelan entre mis pensamientos: “Qué horrible son los baches de inspiración”.
¿Será que estoy pasando por un bache de inspiración?
17:52
Con blog en mano me acerco a la ventana para observar la monotonía
de las gotas de lluvia. ¡OH SORPRESA! Dos avecillas se están dando cariño en la
rama de un árbol, como si poco o nada les importara la lluvia. De repente una
de ellas se sacude y la otra extiende las alas para cubrirla. Si ellas
disfrutan de las lluvia, y si siempre lo hice así, ¿para que cambiar ahora?¿para
que enfrascarme en los recuerdos?
¡HORA DE CONTINUAR!
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